¿Persigue sueños de miles de millones de dólares mientras comete errores narrativos que valen un céntimo? Estoy a punto de mostrarle por qué usted podría ser el peor enemigo de su propia startup – y cómo solucionarlo.
Afrontémoslo: si está en el juego de las startups, probablemente esté alimentando una adicción malsana a la cafeína. Porque, ¿de qué otra forma puede sobrellevar los interminables días y las noches de vértigo llenas de análisis de mercado, diseños de prototipos y proyecciones financieras?
Pero, ¿y si le dijera que hay algo aún más crítico para el éxito de su startup que su querido café con leche? Este ingrediente vital puede significar la diferencia entre ser el próximo unicornio en el establo de Silicon Valley u otro “hubiera sido” en el desguace de las startups. Y no se trata de ningún algoritmo patentado ni de un modelo de negocio revolucionario. Es tan antiguo como la propia humanidad: contar historias.
“Las grandes historias les ocurren a quienes saben contarlas”. – Ira Glass.
Seamos realistas: A nadie le importan realmente los intrincados detalles de su MVP o su rompedora estrategia disruptiva (siento decírselo). Les importa la historia. Quieren ser arrastrados a una narrativa con la que puedan relacionarse y emocionarse.
Ahora bien, aquí es donde la cosa se pone delicada – y un tanto irónica. Muchos fundadores caen en la trampa de cometer algunos errores de narración francamente estúpidos al intentar vender su genial idea. Acaban sonando más como si estuvieran recitando una lista de la compra que contando una historia absorbente.
Así que coja otra taza de café (descafeinado, por favor) y sumerjámonos en los cinco errores garrafales de los que podría ser culpable.
Conclusiones clave:
- No se limite a explicar lo que hace su startup. Explique por qué existe.
- Haga hincapié en su misión y visión en lugar de limitarse a su producto o servicio.
He aquí una interesante pieza de la ciencia del cerebro para usted: el área de nuestro cerebro responsable de la toma de decisiones no está influenciada por datos complejos o algoritmos sofisticados. No. Responde a emociones e historias. Por eso el “Empieza por qué” de Simon Sinek es un concepto tan poderoso.
A su público no le importa tanto lo que hace su startup como lo hacen sobre por qué lo hace ¿Recuerda el Círculo de Oro? El propósito está en el centro. Así que, la próxima vez que haga un lanzamiento, canalice un poco menos de la destreza técnica de Bill Gates y un poco más de la mentalidad orientada a la misión de Steve Jobs.